jueves, 2 de julio de 2009

“JUNTOS HASTA LA MUERTE”

Ps. Jorge Pérez R. 25 de Mayo 2009

Hoy en la mañana estuve en el sepelio de los cuerpos del estimado pastor JULIO BRAVO y su amada esposa OTILIA. Sus cadáveres, junto a 21 más, y 16 heridos de gravedad, fueron rescatados del interior de un bus que fatídicamente rodó al abismo con su preciosa carga de 40 personas, cuando venía desde la serranía de la provincia de Gran Chimú en la región La Libertad.
Mientras miraba una multitud de rostros conocidos y no conocidos, entre ministros, hermanos y amigos, rememoraba a este conocido siervo de Dios pastor de la Iglesia “Monte de los Olivos” en la parte alta del barrio Indoamérica de La esperanza, con el cuál juntamos esfuerzos de trabajo evangelístico entre los años 1987 al 1990.
Entre cantos, sollozos, trajes oscuros y miradas tristes de la multitud, me puse a reflexionar en dos puntos que paso a compartir con ustedes:
1.- La fragilidad de la vida:
Allí en medio del césped, a uno y otro lado, viendo los ramos de flores recién cortadas, con su prestancia, belleza y colorida vistosidad y aroma, otras a medio marchitar pero otras… totalmente marchitas, a las cuáles los empleados llevaban para arrojarlas a los desperdicios, recordé un verso de la eterna Palabra de Dios y la dedico especialmente a los casados: “El hombre como la hierba son sus días, como la flor del campo, así florece, pero a la tarde es cortado y su lugar ya no está…” Salmos 103:15-16.
2.- “Juntos hasta el fín”
Muchas parejas cuando se casan anhelan, desean, y hasta le piden a Dios que los haga vivir juntos y morir juntos. Para muchos este buen deseo no se cumple….Pero en el caso del pastor Julio y su esposa, este profundo anhelo de sus almas, se cumplió exactamente.
Desde el día que juntos emprendieron la vida matrimonial, enfrentaron dificultades, sufrieron y rieron, hasta el reciente día en que juntos en el mismo lugar y al mismo tiempo, pasaron de la vida terrena a la dimensión eterna. Esta es una experiencia especial amigos….
“He peleado la buena batalla, he corrido la carrera, he guardado la fé, por lo demás me está reservada la corona de justicia que el Juez justo me dará ese día…”2 Timoteo 4:7 -8.