PRONUNCIAMIENTO
DIGNIDAD HUMANA Y DEMOCRACIA
Frente a la propuesta de la Comisión Especial Revisora del Código Penal del Congreso de la República de despenalizar el aborto en casos de violación, cuando peligra la vida de la mujer gestante o cuando se sospecha o se tiene certeza de que el ser humano concebido puede tener malformaciones, el CONCILIO NACIONAL EVANGÉLICO DEL PERÚ se dirige al Congreso de la República y a la opinión pública en general, para manifestar lo siguiente:
1. Afirmamos que la vida es don de Dios y no concesión del Estado o de los sistemas políticos. Dios ama y defiende la vida. Por esta razón, la Constitución Política del Estado consagra que: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”; por consiguiente, nada ni nadie y bajo ninguna circunstancia, puede decidir el término de la vida humana.
2. Lamentamos constatar que en el país se produzcan alrededor de cuatrocientos mil abortos y otros miles de niños mueran anualmente por la desatención del Estado. Esta cruda realidad requiere urgente atención a través de programas de educación para el ejercicio de una sexualidad responsable y una política poblacional de parte del Estado, así como interpela a la práctica pastoral de las iglesias.
3. La vida del ser humano concebido no es de menos valor ni es menos importante que la vida de la mujer gestante. Ambos son sujetos de derecho y es deber del Estado y de la sociedad velar tanto por la dignidad de las mujeres como la del concebido y defender el derecho que ambos tienen a vivir plenamente en un clima de amor, respeto, libertad y justicia.
4. La propuesta de despenalización del aborto, en los casos particulares antes mencionados, exigen que todos los sectores de la sociedad expongan democráticamente sus puntos de vista. Pero demanda también que los responsables de formular, aprobar y promulgar las leyes, tengan presente que el bien común y las políticas de salud pública no se construyen imponiendo criterios religiosos, culturales o ideológicos de una mayoría o de una minoría, sino valorando, respetando y defendiendo la vida y la dignidad humana, tanto del concebido como de la mujer en riesgo físico y emocional..
Lima, 19 de octubre del 2 009
Consejo Directivo
DIGNIDAD HUMANA Y DEMOCRACIA
Frente a la propuesta de la Comisión Especial Revisora del Código Penal del Congreso de la República de despenalizar el aborto en casos de violación, cuando peligra la vida de la mujer gestante o cuando se sospecha o se tiene certeza de que el ser humano concebido puede tener malformaciones, el CONCILIO NACIONAL EVANGÉLICO DEL PERÚ se dirige al Congreso de la República y a la opinión pública en general, para manifestar lo siguiente:
1. Afirmamos que la vida es don de Dios y no concesión del Estado o de los sistemas políticos. Dios ama y defiende la vida. Por esta razón, la Constitución Política del Estado consagra que: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”; por consiguiente, nada ni nadie y bajo ninguna circunstancia, puede decidir el término de la vida humana.
2. Lamentamos constatar que en el país se produzcan alrededor de cuatrocientos mil abortos y otros miles de niños mueran anualmente por la desatención del Estado. Esta cruda realidad requiere urgente atención a través de programas de educación para el ejercicio de una sexualidad responsable y una política poblacional de parte del Estado, así como interpela a la práctica pastoral de las iglesias.
3. La vida del ser humano concebido no es de menos valor ni es menos importante que la vida de la mujer gestante. Ambos son sujetos de derecho y es deber del Estado y de la sociedad velar tanto por la dignidad de las mujeres como la del concebido y defender el derecho que ambos tienen a vivir plenamente en un clima de amor, respeto, libertad y justicia.
4. La propuesta de despenalización del aborto, en los casos particulares antes mencionados, exigen que todos los sectores de la sociedad expongan democráticamente sus puntos de vista. Pero demanda también que los responsables de formular, aprobar y promulgar las leyes, tengan presente que el bien común y las políticas de salud pública no se construyen imponiendo criterios religiosos, culturales o ideológicos de una mayoría o de una minoría, sino valorando, respetando y defendiendo la vida y la dignidad humana, tanto del concebido como de la mujer en riesgo físico y emocional..
Lima, 19 de octubre del 2 009
Consejo Directivo